sábado, 1 de novembro de 2008

ÉL




la presencia de lo inconmensurable

la tarea del artista:
atisbar qué passa en el
espíritu del mundo

el delirio no es sino una percepción empobrecida, desmembrada e incomunicable, aunque también una proliferación de significaciones inesperadas y la creación de un lenguaje nuevo con una coherencia interna y muchas resonancias poéticas para poder articularlas

las cosas son y
contemporáneamente significan más allá
del área habitualmente compartida
el artista establece asociaciones inmotivadas,
incomprensibles
desde el entretejido
intencional intersubjetivo

el mundo se torna autista y, con ello, lo contrario de mundo

hablamos entonces de
la metamorfosis de los significados y de las demandas parcelarias, y a la emergencia de honduras simbólicas que acercan a la institución de una realidad otra (una anti-realidad) inmersa en la epifanía de lo imaginario y en la fabulación del sueño

el mundo se le vuelve opaco, gigantesco y totalizador

sus imágenes superan la realidad
y se convierten en desiertos,
en páramos invasores,
su historia biológica y/o cultural
le pesa como una piedra de molino
atada al cuello

la invención de mundos se colorea de un color determinado (el color del yo)

construcción y constitución; el efecto de la primera es extraño al que construye, el de la segunda es parte de la vida del que constituye:
puede el pedrero construyer la casa del vecino, pero no podrá habitarla

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